
-Está como nueva, oigan. Si nadie la quiere, ya la aprovecho yo.
-Diga usted que sí -interviene una señora que se ha parado a su lado y examina con atención el botín-. Si la deja ahí, no tardará en llevársela cualquiera.
-Es que está como nueva, mire.
-Claro, mujer, lo mejor que puede hacer -corean al unísono otras dos señoras que pasean cogidas del brazo.
-¿Y saben lo que les digo? -zanja la señora, silla en mano, mientras el grupito empieza a disgregarse-, que si de camino a casa me canso, pues me siento.