Ayer fue día de huelga en mi instituto, por eso se presentaron más profesores que de costumbre, incluso el que llevaba más de una semana ausente por un catarro. Sí, ya sé que circula el tópico de que Francia es el país con mayor índice de movilizaciones, o paralizaciones, tanto da, en cuanto a reivindicaciones varias se refiere. Al fin y al cabo, mayo del 68 se gestó en París, por no hablar de la Revolución francesa y de esa otra revolución que debemos a los hermanos Lumière. Con esto del cine también son muy suyos. El otro día en clase un alumno me aseguró que Disney es francés. Intenté hacerles ver su error y me miraron como si estuviera loco. De modo que Mickey Mouse es francés, ya lo saben, por no hablar de Shrek y de Picasso, que también dibujaba lo suyo.
En cualquier caso, y para retomar la cuestión palpitante, aún recuerdo un comentario que hizo un auxiliar de conversación ya veterano en la cola de última hora para entregar los impresos de solicitud de plaza.
-Con tanta huelga, al final sólo trabajé un día el año pasado -me dijo para justificar su reincidencia.
Le creí y me dije “esta es la mía”. Y aquí estoy para darme cuenta de que la huelga francesa es más cuantitativa que cualitativa, es decir, importa mantener elevado el porcentaje y que el resto del mundo piense que el carácter del francés es indomable, cuando lo cierto es que no se mueve ni se paraliza nada. Al contrario, los muy japoneses. Con lo bien que queda un país entero en huelga, que es como un día regalado y se disfruta el doble, se desayuna en la cama y se organizan comidas familiares, y se sale a tomar cañas con los amigos o al cine a ver una película francesa de dibujos animados. A mí, por ejemplo, me hubiera gustado ir al cine ayer, pero fue día de huelga y tuve que trabajar como el que más. C’est la vie.
En cualquier caso, y para retomar la cuestión palpitante, aún recuerdo un comentario que hizo un auxiliar de conversación ya veterano en la cola de última hora para entregar los impresos de solicitud de plaza.
-Con tanta huelga, al final sólo trabajé un día el año pasado -me dijo para justificar su reincidencia.
Le creí y me dije “esta es la mía”. Y aquí estoy para darme cuenta de que la huelga francesa es más cuantitativa que cualitativa, es decir, importa mantener elevado el porcentaje y que el resto del mundo piense que el carácter del francés es indomable, cuando lo cierto es que no se mueve ni se paraliza nada. Al contrario, los muy japoneses. Con lo bien que queda un país entero en huelga, que es como un día regalado y se disfruta el doble, se desayuna en la cama y se organizan comidas familiares, y se sale a tomar cañas con los amigos o al cine a ver una película francesa de dibujos animados. A mí, por ejemplo, me hubiera gustado ir al cine ayer, pero fue día de huelga y tuve que trabajar como el que más. C’est la vie.